Ginkgo: el árbol sagrado de hojas doradas
El Ginkgo biloba, un auténtico fósil viviente, es un árbol excepcional que ha fascinado a la gente durante miles de años. Originario de China, este majestuoso árbol de hojas doradas en forma de abanico simboliza la longevidad y la resistencia. Venerado en los templos de Asia, ha conquistado el mundo entero por sus cualidades ornamentales y medicinales. Descubramos juntos la fascinante historia, las características únicas y las numerosas virtudes de este árbol sagrado de hojas doradas, testigo vivo de millones de años de evolución.
Historia y características del Ginkgo biloba
El Ginkgo biloba es un auténtico superviviente de la historia. Apareció por primera vez hace más de 270 millones de años, por lo que se considera la especie arbórea más antigua del mundo. A pesar de los trastornos climáticos y la extinción de los dinosaurios, el Ginkgo ha perdurado, sobreviviendo sólo en unos pocos refugios del clima templado del sur de China.
Botánicamente, el Ginkgo es único. Es el único miembro de su familia, las Ginkgoáceas. Sus hojas en forma de abanico, divididas en dos lóbulos (de ahí el nombre "biloba"), son inconfundibles. En otoño, adquieren un impresionante color amarillo dorado. Es una especie dioica, con árboles masculinos y femeninos distintos. Los árboles femeninos producen huevos que, una vez en el suelo, desprenden un olor desagradable, por lo que a menudo se prefieren los árboles masculinos en las zonas urbanas.
El ginkgo es famoso por su excepcional longevidad: algunos ejemplares de China superan los 3.000 años. Su resistencia es legendaria: incluso sobrevivió a la explosión atómica de Hiroshima, siendo la primera planta que volvió a crecer tras el desastre.
El Ginkgo en Japón: un símbolo y una presencia en el paisaje
En Japón, el Ginkgo ocupa un lugar especial en la cultura y el paisaje. Introducido en el siglo XII, se ha convertido en un elemento emblemático del archipiélago. Es frecuente encontrarlo en los santuarios sintoístas, donde se venera como shinboku, un árbol sagrado que da cobijo a los espíritus locales.
En Tokio, el Ginkgo ha adquirido un estatus especial. Desde 1989, es el emblema oficial de la capital japonesa. Su hoja estilizada adorna el logotipo del Metro de Tokio, y muchos parques de la ciudad están llenos de estos majestuosos árboles. Es especialmente famosa la avenida de Ginkgos del parque Meiji-Jingu Gaien, que atrae cada otoño a muchos fotógrafos para inmortalizar el espectáculo de las hojas doradas.
Además de su valor ornamental, el Ginkgo también es apreciado por sus virtudes culinarias. Sus nueces, llamadas ginnan, se tuestan y se utilizan en varios platos tradicionales, como las izakayas. Sin embargo, el fruto sólo se recolecta de los árboles hembra, que son menos comunes en la ciudad debido al desagradable olor de sus óvulos cuando están maduros.
Ginkgos excepcionales en todo Japón
Japón alberga una serie de Ginkgos excepcionales, verdaderos tesoros naturales que dan testimonio de la longevidad y resistencia de la especie. He aquí tres ejemplares especialmente notables:
1. Ginkgo de Hôryô (Prefectura de Aomori): Plantado hace unos 1.100 años, este impresionante Ginkgo fue el primero de su especie clasificado como "monumento natural" por el gobierno japonés en 1926. Mide 31 metros de alto y más de 13 de ancho, y cada otoño se transforma en una magnífica sombrilla dorada. Situado en el 16-2 de Aza-ichōnoki, Hōryō, Towada, se puede llegar a este gigante vegetal en una hora en coche desde la estación de Aomori.
2. El Gran Kikubo (prefectura de Aomori): Con mil años de antigüedad, el Gran Kikubo tiene 27 metros de altura, lo que lo convierte en uno de los más imponentes de su clase. Catalogado como "monumento natural", ha resistido la prueba del tiempo, incluido el violento tifón que azotó la región de Tohoku en 2011.
Aunque dañado, el árbol ha recuperado su antiguo esplendor, para alegría de los habitantes de Sannohe.
Se puede admirar en Aza-ichōnokikubo, Dōbutsu, Hashikami.
3. El Ginkgo del templo Shôbôji (prefectura de Saitama): Más joven que sus congéneres, con 700 años, este Ginkgo no es menos impresionante. Es el orgullo del templo de Shôbôji y ofrece un espectáculo otoñal excepcional desde finales de noviembre hasta principios de diciembre. Plantado en las alturas del templo, domina las montañas Chibubu, creando un paisaje impresionante. Los visitantes pueden admirarlo en Iwadono 1229, Higashimatsuyama.
Estos árboles centenarios se han convertido en un lugar de visita obligada para admirar el kôyô, el otoño en rojo y dorado, atrayendo a muchos visitantes cada año.
Propiedades medicinales y usos del Ginkgo
El ginkgo biloba es conocido desde hace miles de años por sus numerosas virtudes medicinales. En China, su uso se remonta al 2700 a.C., cuando sus hojas y semillas se valoraban por sus propiedades estimulantes de la circulación sanguínea.
Hoy en día, los extractos de hojas de Ginkgo se utilizan ampliamente en la fitoterapia moderna. Sus principales beneficios son
- Mejora de la circulación sanguínea: el Ginkgo ayuda a dilatar los vasos sanguíneos y a diluir la sangre, lo que puede aliviar problemas como la pesadez de piernas, las varices y las hemorroides.
- Estimulación de las funciones cognitivas: tiene fama de mejorar la memoria y la concentración y prevenir el deterioro cognitivo relacionado con la edad, incluso en las primeras fases de la enfermedad de Alzheimer.
- Protección contra el estrés oxidativo: rico en antioxidantes, el Ginkgo ayuda a combatir los radicales libres, ralentizando el envejecimiento celular.
- Alivio de acúfenos y mareos: al mejorar la circulación cerebral, puede reducir estos molestos síntomas.
- Mejora de la salud ocular: el Ginkgo puede ralentizar la progresión de ciertas enfermedades oculares, como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE).
Los granos de ginkgo también se utilizan en la medicina tradicional china, sobre todo para tratar dolencias respiratorias como la tos, la bronquitis y el asma.
El ginkgo en la cultura y el arte
El ginkgo biloba ha ejercido una profunda influencia en la cultura y el arte tanto en Asia como en Occidente. En Japón, se considera un símbolo de longevidad y resistencia. Su estatus sagrado en el sintoísmo lo convierte en un elemento recurrente en el arte y la arquitectura tradicionales japoneses.
En Europa, el Ginkgo ha cautivado la imaginación de los artistas desde su introducción en el siglo XVIII. El famoso poeta alemán Johann Wolfgang von Goethe le dedicó un poema en 1815, titulado "Ginkgo biloba", en el que medita sobre la naturaleza dual de sus hojas como metáfora del amor y la amistad.
La influencia del Ginkgo se dejó sentir especialmente en el movimiento Art Nouveau de finales del siglo XIX. La forma elegante y simétrica de sus hojas inspiró numerosos motivos decorativos, que se encuentran en fachadas de edificios, muebles, joyas y objetos de arte. En Nancy, capital francesa del Art Nouveau, las hojas de Ginkgo están representadas en varios edificios emblemáticos.
En el arte contemporáneo, el Ginkgo sigue inspirando a los artistas, simbolizando a menudo la resistencia y la armonía entre el hombre y la naturaleza. Su silueta característica y sus hojas en forma de abanico se utilizan con frecuencia en el diseño gráfico y la decoración de interiores.
Cultivo y cuidado del Ginkgo en el jardín
El Ginkgo biloba es un árbol que los jardineros adoran por su resistencia y belleza. He aquí algunos consejos para cultivarlo con éxito:
- Exposición: el Ginkgo prefiere pleno sol, pero tolera la sombra parcial. Tolera bien la contaminación, por lo que es una elección excelente para los jardines urbanos.
- Suelo: Se adapta a la mayoría de los suelos, siempre que estén bien drenados. Tolera la caliza y la sequía una vez bien establecida.
- Plantación: Preferiblemente en primavera u otoño. Deja espacio suficiente, ya que el Ginkgo puede crecer mucho con el tiempo.
- Riego: Riega las plantas jóvenes con regularidad durante los dos primeros años. Una vez establecido, el Ginkgo es muy resistente a la sequía.
- Poda: El Ginkgo requiere poca poda. Si es necesario, poda ligeramente a finales de invierno para mantener la forma deseada.
- Propagación: La propagación se realiza generalmente por esquejes o plantones. Ten en cuenta que los árboles cultivados a partir de semillas pueden tardar hasta 20 años en producir flores.
Para jardines pequeños, existen variedades enanas o de crecimiento lento, ideales para espacios reducidos o para cultivar en macetas. Elige preferiblemente un árbol macho para evitar los malolientes frutos que producen las hembras.
En conclusión, el Ginkgo biloba es mucho más que un árbol: es un testimonio vivo de la historia de nuestro planeta, un símbolo de resistencia y una fuente inagotable de inspiración. Ya sea por sus cualidades ornamentales, sus virtudes medicinales o su poder simbólico, el Ginkgo sigue fascinando y asombrando, trascendiendo culturas y épocas. Al plantar un Ginkgo, llevas a tu jardín un poco de esta historia milenaria, un patrimonio vivo que se transmitirá a las generaciones futuras.