A pesar de su indiscutible belleza, los kimonos tienen un defecto: no tienen bolsillos. Entonces ¿Cómo se cargan los objetos importantes sin ocupar las manos? El inro es la solución.
Pocos museos-ciudad están tan vivos como el Hida-no-Sato, el cual atrae tanto por sus casas tradicionales como por sus artesanías. Qué pena no poder pasar la noche aquí.