Heijo Palace 平城宮
Restos modernos de un pasado sepultado
Al norte de la ciudad, el palacio imperial de la antigua capital ha logrado una segunda juventud en la segunda mitad del siglo XX. Completamente renovado, nos revela de nuevo su esplendor.
El Heijō-kyu (平城宮), una ciudad dentro de una ciudad, con un kilómetro de longitud y 1,3 km de anchura, nos recuerda que Nara tuvo sus días de gloria. De inmensa superficie, lleno de símbolos de poder que celebran tanto la vida cotidiana como lo excepcional, el Heijō-kyu no tiene nada que envidiarle a sus hermanos más pequeños, los Palacios Imperiales de Kyoto y Tokio. En el siglo VIII Nara era el símbolo de la prosperidad y la cara que Japón presentaba a sus vecinos, comerciantes y amigos.
Entre los edificios principales del palacio está el impresionante Daigokuden que domina el lugar. Esta "antigua sala de audiencia" recibía recepciones y delegaciones. Ligeramente al este, está la "nueva sala de audiencia" que era más pequeña y de la cual ahora sólo se pueden ver las bases.
En el otro extremo del sitio está el "Jardín del Este", el Toin Teien, impresionante por su simetría y por la calma que transmiten su estanque y su edificio que servía como salón de banquetes para la familia imperial. Si continuamos la historia y la caminata llegamos al sur hasta la Suzakumon, la puerta Suzaku, que señalaba una de las entradas principales.
Nara la renovada
Antiguamente llamada Heijō-kyo y capital entre 710 y 784, Nara la próspera se convirtió rápidamente en Nara la abandonada. El centro del poder se trasladó a Kioto, el palacio Heijo fue abandonado y la mayoría de sus edificios se perdieron. A excepción del templo Toshodaiji, todos los edificios fueron reconstruidos después de las primeras excavaciones arqueológicas en 1952.
A partir de sus vestigios, Nara jidai volvió a nacer, y con ella el Daigokuden, el jardín este y la Suzakumon, todo reconstruido a escala real, y clasificado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998. Abierto en el 2010, Daigokuden ha celebrado los más de 1.300 años de la antigua capital.
Museo (s) al aire libre
Los otros espacios del emperador y los edificios administrativos están en ruinas o sólo tiene las fundaciones. Todo esto está bien señalizado en el lugar. El museo del Palacio de Nara y el Museo Heijō-kyo completan el panorama histórico y cultural y se exhiben auténticas piezas de época.
Entre el pasado y el presente, el patrimonio y la reconstrucción, el Palacio Heijo, que a la final no es tan antiguo, recuerda un pasado muy remoto.