Sasayama 篠山
Un desvío natural
En Sasayama hay mucho que hacer: visitar destilerías, tiendas de comida fresca y los restos de un antiguo castillo.
La única vez que Sasayama hizo historia se remonta al siglo XVII cuando Tokugawa Ieyasu construyó un castillo y lo dejó al cuidado de sus vasallos, los Aoyama.
Desde entonces el pueblo ha visto pasar el tiempo tranquilamente. Sus habitantes se enorgullecen de la alta calidad de sus productos agrícolas: judías rojas (azuki) y negras (kuromame), sake y las setas matsuzake.
La especialidad local es el estofado de jabalí que se disfruta con el sake local, producido por la destilerías Tamba y Homei. Estas dos instalaciones datan del siglo XVIII y siguen produciendo igual que lo hacían en ese entonces, con algunas variaciones mínimas.
La Homei ahora también usa música clásica durante el proceso de destilación para que las vibraciones armoniosas refinen el sabor del producto final.
Sasayama se especializa en turismo de naturaleza y los turistas japoneses vienen a disfrutar del verdor de la zona y del sabor natural de los productos de la Okashino no Sato, una tienda de productos tradicionales japoneses.
Hay una casa de techo de paja en la cima de una colina, la Yakushisan Sanso, que también ofrece delicias y especialidades para los senderistas.
Sasayama también tiene varios onsen y ryokan. Aquí no encontrarás nada lujoso, pero tendrás una experiencia íntima y auténtica.
La cuna de la cerámica de Tamba
Esta región también es famosa por la producción de Tambayaki, un estilo muy antiguo de cerámica japonesa.
Puedes visitar los hornos de cerámica y el Tamba Kotokan, un museo local que exhibe hermosas piezas redondas, horneadas por más de 60 horas, simplemente inimitables.
Señores y samuráis del campo
El recorrido suele terminar con la visita a las ruinas del Castillo de Sasayama, conocido como el Oshoin.
Este edificio es de una sorprendente y simple elegancia. También hay otros rastros del pasado de la aldea, la Anmas Bukeyashiki, una de las últimas casas de samurái. Los Anmas eran pequeños vasallos de los señores locales y vivían en casas de techo de paja. Esta permanece completamente intacta.
En fin, Sasayama es el paseo perfecto para aquellos que deseen viajar por el campo de Japón, alejado de los típicos lugares turísticos, más cerca de la gente y de la naturaleza.