Llegando a Takayama ¿por qué no hacer una pausa antes de embarcarse en las visitas turísticas? A pocos pasos de la estación, tu salvación se llama Murasaki.
A pocos metros del santuario de Hida, Jingoro elabora comidas que encantan a gourmets y golosos por igual. Aquí los placeres terrenales adquieren dimensiones celestiales.