Shirakami-sha 白神社
Algo blanco en el medio del tráfico
Eclipsado por los rascacielos y edificios de vidrio, este santuario sintoísta está cargado de un pasado entre dos eras.
En el medio del gris urbano, se asoma un pequeño islote blanco y sagrado, el Shirakami-sha, o "dios blanco" en japonés, que se remonta al siglo XVI y tiene un origen impreciso y misterioso.
Hiroshima, que significa "larga isla", fue construida en la parte más espaciosa de un delta que se fue rellenando gradualmente. Expandiéndose poco a poco, la ciudad se fue construyendo sobre los acantilados, arrecifes y sedimentos arenosos.
La historia de la ciudad es hermosa. Pero lo cierto es que en aquel entonces los barcos que se aventuraban por esta área marina corrían el riesgo de hundirse y por eso se construyeron algunos faros para alertar a los marineros y prevenir posibles desastres.
Protector inolvidable
Es así como se construyó el Shirakami-sha, en el mismo lugar donde anteriormente se colocaban a manera de banderas reflectoras y salvadoras pequeños papeles y pañuelos blancos. En honor a estos símbolos y a los barcos que se salvaron, el sitio, construido en piedra blanca con cuerdas que recuerdan a los barcos, sigue manteniendo viva esta tradición.
En 1945 el santuario fue completamente destruido (estaba a quinientos metros del epicentro de la bomba). Para poder seguir con la tradición de la fiesta que se celebraba anualmente el 28 y el 29 de octubre en sus recintos, se elevó allí un faro sustituto. Hiroshima se fue recuperando. La versión actual del faro data de 1955 y fue construido con el estilo arquitectónico Shinmeizukuri, está hecho de madera y es mucho más refinado que el original.
El faro sigue siendo fiel a la idea de mantener un poco de blanco en medio de tanto gris, un poco de pureza en la loca vida urbana y un poco de silencio en medio del ruido.