El Castillo de Okayama 岡山城
El Cuervo Dorado
En las alturas de Okayama se encuentra un castillo con una historia tumultuosa, el Okayama-jo, el castillo del cuervo dorado.
El orgulloso castillo de Okayama es apodado "el cuervo" debido a su negro exterior. Ukita Naoie, el daimyo que lo encargó, habría elegido este color para burlarse del castillo de Himeji y su blanco inmaculado. Ten en cuenta que también el castillo Mastumoto tiene el apodo de "castillo cuervo".
La construcción de este castillo fue muy laboriosa. Comenzó en 1573 y sólo pudo ser completada en 1597 por Hideie, el hijo de quien lo enconmendó, casi veinticuatro años después.
Este último cometió el error fatal de unirse al clan Toyotomi en la batalla de Sekigawara y fue capturado y exiliado. El castillo fue ofrecido al Kobayakawa Hideaki, quien murió dos años más tarde. Finalmente, el castillo entró en manos del clan Ikeda.
Destrucción, reconstrucción
El castillo fue abandonado por el gobierno que lo había adquirido a finales del siglo XIX. Luego fue bombardeado y completamente destruido durante la guerra para ser completamente reconstruido en 1966. En 1996, para celebrar el cuatro centenario de su construcción, se le añadieron unas shachihoko doradas, las gárgolas que adornan los techos de castillos japoneses. Su color no fue elegido al azar pues se supone que hacen alusión a los azulejos de oro que adornaron el techo de la torre en la época de Hideie. Estos azulejos de oro también le dieron al castillo de Okayama el apodo de el "cuervo de oro".
En este edificio de seis pisos hay exposiciones de armaduras samurái y artículos de diferentes épocas. El interior es bastante moderno (hay un ascensor) pero no decepcionante pues las vistas de la ciudad y el jardín de Korakuen en la planta alta definitivamente valen la pena.
La Torre de la Luna
El paseo en el parque del castillo es muy agradable. Allí puedes ver el tsukimi yagura, literalmente la "torre donde se puede ver la luna." Construida en 1620, es la única parte intacta después de la guerra. El río Asahi, que sirve de foso al castillo, es un hermoso paseo durante la temporada hanami gracias a los numerosos cerezos y ciruelos plantados a lo largo de sus orillas. También hay otros edificios renovados y fundaciones de piedra que dan una buena idea de los espacios de la antigua construcción.